La Terapia de Recalibración Álmica es un enfoque holístico que aborda el bienestar emocional, mental y energético de una persona. Esta terapia se divide en tres partes fundamentales:
- Escucha Activa: En esta etapa, la terapeuta practica la escucha activa para comprender y conectar con la experiencia del individuo. La escucha activa implica prestar atención completa a lo que la persona está expresando, tanto verbal como no verbalmente. Se fomenta un ambiente de apoyo y comprensión, donde el cliente se siente libre de compartir sus pensamientos, emociones y preocupaciones. Esta fase sienta las bases para una comprensión profunda de la situación emocional y mental del individuo.
- Testaje de Contaminación Energética: En esta parte, se lleva a cabo un proceso de evaluación de la energía personal. La terapeuta puede utilizar diversas técnicas, como la medición de los niveles de energía, la identificación de bloqueos o desequilibrios, y la detección de posibles fuentes de contaminación energética. Esto puede incluir factores externos que afectan la energía de la persona, como el estrés, las relaciones tóxicas o el entorno físico. El objetivo es identificar áreas de desequilibrio que puedan estar afectando la salud general del individuo.
- Sesión de Recalibración Álmica: La última fase de la terapia implica una sesión de recalibrado álmico, una técnica de sanación energética y elevación de vibración que se centra en canalizar energía de 7D para equilibrar y armonizar el cuerpo, la mente y el espíritu. Durante la sesión, la terapeuta utiliza las manos para transmitir energía al cuerpo del individuo, trabajando en áreas específicas identificadas durante la evaluación de contaminación energética. Esta parte busca restaurar el equilibrio natural del alma del individuo, promoviendo la relajación, aliviando el estrés y contribuyendo al bienestar general además de elevar su vibración para estar mucho más armonizada.
La terapia de recalibración álmica integra estas tres fases para proporcionar un enfoque completo hacia la salud emocional y energética de la persona, abordando no solo los síntomas superficiales, sino también las posibles raíces de los desequilibrios internos.
